Elige tú el límite de la Fantasía. ¿Y si todo lo que imaginas se hiciera realidad?
Hola, soy L. R. Macleod Talbot y no hablo inglés, vamos, no como esperaría alguien que me viera y leyera mi nombre.
Te estarás preguntando, ¿Quién es este tipo? A menudo también me lo pregunto yo, y la respuesta que me viene más rápido es: Soy un escritor perdido en el tiempo, en busca de personas a quien comunicar el alma de mis historias.
Mejor, no preguntes a qué corresponden las iniciales. Solo decirte, que fueron mi pesadilla escolar más recordada. Mis padres quisieron reunir sus ideales y sus actores favoritos al nombrarme, y fue un experimento fallido. Cuando me libré de eso, me convertí en el gaucho gringo, o en el gringo argentino, porque me crie en Argentina.
Creo que mi abuelo fue el último en saber hablar Inglés. Yo quería que me enseñara. Recuerdo que un día, me dio una frase escrita, y me dijo que si yo la traducía al mapuche (una lengua indígena de la zona), él la traduciría al inglés. Por supuesto que yo no sabía mapuche, pero me las arreglé. No sé si era la mejor traducción castellano – mapuche; en cuanto la tuve lista se la di. Sin embargo, él no me enseñó inglés.
Con el tiempo dejé el caserón familiar y fui a estudiar a la Capital, a Buenos Aires. Allí escribí en varios pasquines universitarios, con más ilusión que trascendencia. Me gradué en Antropología y viajé como un vagabundo. En ese momento tenía más pelo en la cabeza que en la cara. A veces trabajaba por alojamiento y comida, a veces daba clases, incluso de inglés, y escribía más que leía. Me metí en muchas situaciones peligrosas, a menudo sin enterarme, conocí gente asombrosa y parajes a los que, por suerte, no llega el turismo.
Después, dejé la Pampa melancólica y la Patagonia solitaria; olvidé el desorden y el ruido de la mágica Buenos Aires, y me establecí en el hemisferio norte, en España. Echo de menos, ver la Cruz del Sur y las Tres Marías, como le llamaban a un conjunto de estrellas que solo se distinguen en los cielos inmensos de la Argentina.
Ahora, que vivo en España con acento argentino, me he convertido en el forastero. No importa. De tal modo lo he asumido, que el subtítulo de mi libro “Diario de un Guerrero”, es “Eterno Forastero”. En él está la historia verdadera, mi biografía auténtica, una que nadie creyó, aunque saliera directa desde mis entrañas.
Si quieres empezar por patear al aburrimiento, yo te propongo:
- darte una vuelta por mi casa virtual, donde podrás descargarte capítulos gratis,
- leer el blog
- o participar en la Hucha del Castillo.