Peripecias de escritor autopublicado 

peripecias de un escritor auto publicado
Peripecias de escritor autopublicado

Por querer hablar de las peripecias de un escritor auto publicado, llegué a cosas que me hubiera gustado saber cuando empecé a escribir. No digo a los 5 o 6 años, cuando ya asustaba a la maestra con parrafadas, sino más adelante, al darme cuenta de que escribir formaba parte de mi persona, y encima deseaba publicar.

Seguro que me falta poner algo en esta lista extraña que todo escritor novel debería leer. Los que ya habéis pasado por eso, contad vuestra experiencia, en especial porque en mi enumeración, hay 13 cosas que me hubiera gustado saber cuando empecé a escribir. No estaría mal agregar aunque sea una, para salirse del número que en occidente ha dado tema hasta para pelis de terror.

Podríamos escribir un libro a partir de esta lista de peripecias de un escritor auto publicado. Ya hay alguien que lo ha escrito, así que, mejor no.

Peripecias de un escritor desconocido

No basta con enviar el manuscrito a la Editorial:

De hecho, no hay que enviarlo. Existe todo un protocolo, que implica aprender a escribir cartas de presentación, preguntando si se puede enviar el manuscrito. La lista de requisitos sigue; es como aprenderse los cubiertos para una cena de gala con el Príncipe de Gales.

Al final me los aprendí, (los cubiertos y los requisitos para pedirle permiso a la editorial para enviarle un manuscrito), pero debo decir que nunca llegué a comer con el Príncipe de Gales. Aunque ahora que lo pienso, seguro que hubiese sido más fácil ver al Príncipe, que captar la atención de cualquiera de las editoriales a las que escribí. Igual, el truco era escribirle al Príncipe de Gales antes.

no basta con enviar el manuscrito a la editorial

Los agentes literarios son igual que los unicornios:

No es por los cuernos, eso es personal de cada una, o cada uno. Me refiero a que son más difíciles de encontrar que un unicornio.

Ya sé que hay listas de Agentes Literarios, pero probad a escribirles, vosotros, escritores incautos, a ver qué obtenéis.

A mí, una vez, me contestó uno, y guardo el mensaje de recuerdo, porque aunque era una negativa, no solo me contestó, además, lo hizo con amabilidad.

Pagar para que te publiquen en vez de cobrar:

Cuando era niño tuve que aprender a diferenciar entre pagar y cobrar. A veces me confundía una cosa con la otra. Y ahora que soy mayor, me encuentro con editoriales a las que se les hizo crónica la confusión entre pagar y cobrar. ¿O seré yo en vez de el eterno forastero, el eterno confundido?

Que en vez de pagarme la Editorial a mí, iba a tener que pagarles para publicar sigue sorprendiéndome. Aunque eso ahora, es casi una obviedad, pero cuando empecé a escribir, y tomaba más en serio al mercado que a mí mismo, si me llamaban o me contactaban desde una editorial, el corazón me daba un salto en el pecho. Ahora simplemente acepto con cortesía los saludos del comercial, y pregunto cuánto cobran antes de que me dé el discurso.

Un interesado que financie tu proyecto:

Marte apesta
Marte apesta

Encontrar un interesado que financie tu proyecto es como encontrar una aguja en un pajar (otra aguja en el pajar de los unicornios)

Esa fue una pared de roca nueva. Cuando se me ocurrió Marte Apesta, la vida en una colonia en Marte, llamada “Cazurra Valley”, fue pensando en una sitcom, unos 10 episodios de  animación para adultos. Era un libreto, no una novela. El mundo de las productoras es ¿cómo decirlo? No sé, porque solo conozco mi experiencia y la de algún otro pringado/a como yo. Me resultó… impenetrable.

No puedo relatar el periplo que seguí contactando gente, porque fue tan intrincado, que ya ni lo recuerdo. Era como tener una lista e ir tachando. La gran mayoría no contestó, no merecía la pena porque yo no iba de parte de nadie significativo para ellos. Hubo una persona muy amable, que accedió a escucharme, pero no le interesó formar parte del proyecto.

Al final, me quedaban dos opciones: pedir dinero en una plataforma de mecenazgo, o contratar un ilustrador y un estudio de animación. Yo tomé la tercera opción: transformé la parte del libreto que había empezado y lo terminé como novela.

Sigo creyendo que es un desperdicio no hacer una sitcom con Marte Apesta. Si hay algún loco interesado, contactarme.

El aprecio general hacia el escritor es directamente proporcional a su fama:

Bueno, de esto todos hemos pecado alguna vez. En mi caso, no me ha pasado en el mundo literario, sino en el de las artes plásticas. Vas a la inauguración de ese artista de moda, en esa galería de moda, estás allí de pie, como un idiota entre idiotas, solo que a algunos se nos nota más que a otros, sujetando un canapé delicioso en una mano, y una copa de buen vino en la otra.

el aprecio general hacia el escritor es directamente proporcional a su fama

Nadie mira los cuadros, es un evento social, no cultural. Ni sabes ni quieres saber quién es el artista responsable porque no lo conoces. Tú solo eres el conocido de un conocido.

Lo que está colgado allí en las paredes es una mierda como un estadio de grande, pero no te importa porque los canapés están de muerte, y abundan. Se nota que los demás piensan lo mismo, probablemente hasta el galerista, pero todos sonreímos con hipocresía achispada por el vino.

El artista ha sido encumbrado por alguien que nadie se atreve a desautorizar. ¿Qué autoridad tengo yo para hacerlo, si lo mío es una simple opinión? Así me justifico, y trago otro canapé.

Con los libros, pasa algo parecido. ¿Quién se atrevería a desautorizar la calidad de un premiado, de un best seller? Nadie más que algún “hater” trasnochado adicto al pajarito azul. O un periodista de un medio local, de esos que solo llegan unos pocos kilómetros a la redonda de la casa de quien los escribe.

Que tenía que pagar por tantas cosas para que funcionaran mejor:

Voy directo a la lista de profesionales específicos:

Ya sabes, eso de que todo lo puede hacer el escritor, pero resulta mejor si lo hace un profesional.

En principio, comienzas a tener curvas de aprendizaje de veinte cosas diferentes, que no tienen nada que ver con la escritura, pero son básicas para que alguien se entere de que eres escritor. Diseño de portada, revisión del texto, maquetación del escrito, promoción, montaje del blog de escritor (que dicen los expertos en marketing para escritores, que es indispensable).

Lo aprendes a hacer todo, pero mal, o más o menos, porque al final, ya sabes lo que dice el dicho del aprendiz de todo, maestro de nada. Así que necesitas un diseñador, un ilustrador, un maquetador, un revisor de texto humano, y si me apuras, directamente, un publicista. Si me olvidé de alguien, pido disculpas al profesional.

Conocer la existencia de lectores Beta:

Son humanos, sí. Al principio del principio confieso que pensé que se trataba de algún programa informático. La existencia de algo llamado “lectores Beta”. Sonaba cono un Clan, el Clan de los Beta.

conocer la existencia de lectores beta

Salvo honrosas excepciones, los amigos no sirven como lectores beta. Te miran con esa cara que poníamos cuando el profesor nos señalaba para pasar a la pizarra a resolver la maldita ecuación. Todos queríamos disolvernos en el éter, pero no era posible. Igual que el amigo a quien acabas de solicitar que lea tu libro. Lo lee, hace lo que puede, quiere que le guste, cree que se trata de que le guste. Y cuando no, sufre terriblemente.

La culpa es nuestra, de los autores que les hemos pedido el favor, o que les hemos prestado a nuestro hijo preferido del momento, para que lo mimen y lo aprecien, eso dependiendo del ego que tengamos. En mi caso, más bien, pedía el favor.

Son mejores los lectores Beta, porque son lectores profesionales. A veces también cobran por beta – leer tu obra.

No iba a ser suficiente revisar la obra 100 veces al terminarla. Para eso también hay un profesional mejor que el autor:

Y así es. Que tu obra terminada la revise otra persona (no, tampoco valen los amigos y parientes, a menos que sean revisores profesionales), es mejor a que solo pase por tu filtro.

Estamos sumergidos en nuestra historia, de la cual formamos parte aunque no seamos protagonistas. La hemos creado y desarrollado. Es muy posible que se nos escapen errores, y con ello no me refiero a errores ortográficos, ni siquiera a errores gramaticales, sino a algún problemilla con la trama.

Si no publicas y ganas dinero eres un pringado:

Mientras no publicas y ganas bastante como para mantenerte, eres un absoluto pringado, con un hobby de pringado.

Esto es así. ¿Por qué ibas a dedicar horas a escribir, corregir y pensar en soledad y en silencio, historias que nadie lee, o lo que es peor, que nadie paga? Mi amigo psicólogo opina que disfrute de la escritura y la creatividad, sin preguntarme por qué esto, o aquello, pero yo no sería yo mismo si no quisiera saber el porqué de las cosas.

Personalmente, creo que el escritor que escribe aunque no tenga la obligación de hacerlo debido a un contrato con una Editorial, es un poco masoquista. Al estilo del artista romántico torturado por sus propios demonios. Quitándole el dramatismo del tópico, hay algo de auto castigo en la misma actividad de la escritura.

peripecias de un escritor desconocido

Cuando el vecino te pregunta qué haces tanto tiempo encerrado, es mejor que mientas:

Si dices la verdad, que es que estás escribiendo o revisando un libro, no te creerá; te mirará un poco de lado y comenzará a acechar tus horarios. Para él te volverás un narcotraficante, alguien que espera el momento adecuado para dar un golpe maestro, o directamente, un asesino en serie al acecho de sus presas. Vamos, un rarito por los cuatro costados. 

Grandes egos del mundo literario:

Que me iba a encontrar con egos tan gigantescos en el mundo de los lecto/escritores no fue mucha novedad.

grandes egos del mundo literario

Siempre me molesta que prejuzguen a los escritores, diciendo que somos muy egocéntricos. Con los años me importa cada vez menos, pero cuando escucho alguna broma, me parece injusto, porque yo no soy más egocéntrico que cualquier ser humano medio. Sin embargo, me he encontrado con verdaderos dioses en el mundillo de los círculos literarios, seres sobrenaturales, pero no por su talento increíble, sino por lo creído que se lo tienen.

Un poco de auto estima no sienta nada mal, pero hay discursos y actitudes de auto bombo, que me han dejado pensando, que el tópico del escritor egocéntrico, tiene bastante fundamento en el que apoyarse.

Ahí está esa firma de libros, ese pequeño grupo de incautos reunidos por el editor y el librero. El corazón te va a mil, como en una primera cita adolescente, pero no puedes presentarte creyendo que eres Stephen King. En realidad, ni King se presentaría con aires de grandeza.

Y lo peor, es el que sí lo hace, camina como el César entre sus súbditos, mira por encima del hombro y sonríe desde su lejano Olimpo imaginario. Y a veces, resulta que el público también espera ese  aire sobrenatural, que les haga olvidar del pringado con un pasatiempo aburrido. Queremos glamur hasta en lo que no lo tiene.

Si no sabes citar de memoria a los clásicos, o si no te has leído la última de (quién sea), en los círculos culturetas no te miran ni con respeto, es más, no te miran:

Cuando era más joven, callaba y regresaba a casa corriendo, a averiguar lo que no había sabido, que había provocado mi defenestración social en aquella lucida reunión de escritores y aficionados, en un centro cultural insignificante.

Después comencé a tomármelo con humor, y a observar cuántos fingían que habían entendido o leído eso que el líder citaba con profunda y dolida sapiencia. Al principio, también yo fingía. Ahora tengo tanto que hacer con el nuevo perfil del multi escritor (corrector, diseñador, publicista, etc., etc.), que ya no me queda tiempo para ir a reuniones de lecto-escritores cultos. De hecho, ya no me queda tiempo ni para escribir.

Que para algunos, eres como una sardina entre tiburones:

peripecias de escritor autopublicado

Nunca he sido ingenuo, y entiendo que todos necesitamos ganar dinero para sobrevivir, porque vivir es otra cosa, pero recibo a diario correos electrónicos de gente que no conozco y que no me conoce, hablándome como si fuéramos viejos camaradas. Son lectores Beta o reseñadores, que ofrecen sus servicios, muchas veces en inglés, sin saber que no tengo la obra traducida. También hay agencias de marketing que me harán famoso, alguna editorial que de pronto se entera de que existo, y al final, me quieren cobrar por publicar.

Igual que una sardina entre tiburones. Pues sigo aquí, amigos, enlatado.

Espero que os haya gustado este post de recuerdos con parte de mis peripecias de escritor autopublicado. Si es así, dejadme algún comentario, y si no, también. 

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4 comentarios en “Peripecias de escritor autopublicado”

  1. Te confieso que me he divertido con tu entrada, aunque en mi caso he navegado con un poco más de suerte. Todos mis libros han sido publicados por editoriales tradicionales (y de las que me pagan, o al menos no me cobran por publicar), pero el asunto es que, siendo cubano en Cuba, las plataformas de autopublicación me están vedadas. En todos los demás aspectos coincidimos y no dudo que, de poder optar por la ruta directa, hubiera hecho lo mismo que tú. Resumiendo: buen post y buen día.

    1. Gracias Álex, enhorabuena por haber publicado como es debido. La verdad es que no sabía lo de esa veda de las plataformas de auto publicación. De todos modos, si publicas con Editorial al modo tradicional, ¿qué más te dan las plataformas? Las plataformas deberían ser para todos, porque eso mismo promocionan, pero lo real es que para los que no logramos publicación tradicional, es la única salida. Me alegro por ti. Disfruta de tu triunfo.

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