Los 5 pasos antes de sentarse a escribir un libro
Los 5 pasos antes de sentarse a escribir un libro, según mi experiencia y preferencia, son:
- Eureka
- Bajada a la realidad
- Investigación
- Estructura
- Escribir
Desde la puerta hasta mi ordenador, hay más de cinco pasos. Si tengo en cuenta que a veces uso una grabadora pequeña, que suelo tener en la mesilla, donde registro lo que se me ocurre durante la noche, ya ni camino. Otras veces escribo notas manuscritas, aunque suelo reprimir esto y centrarme en la trama.
Eso mismo, centrarse en los 5 pasos generales que simplifican la escritura de un libro.
Quieres empezar a escribir, te arde el cerebro con esas ideas, y los diálogos te asaltan cada vez que intentas dormir.
¿Qué haces?

Podríamos decir que esto de escribir es tan personal, como el tipo de ropa interior que usas. Sin embargo, estarás de acuerdo conmigo, en que dejarse el pantalón de chándal por debajo del vaquero, por mucho frío que haga, no es lo más adecuado.
Lo digo, porque a pesar de que siendo tú el creador de tu historia, puedes hacer con ella lo que te plazca, hay maneras más prácticas que otras para lograrlo. Y de eso va este artículo.
¿Existen las malas ideas a la hora de escribir una novela?
Primer paso: Eureka.
Probablemente la peor idea posible es la misma de escribir un libro, pero eso ya es para hacérselo ver.
¿Crees que si el señor Melville le hubiese pedido opinión a un amigo sobre escribir un libro que iba de perseguir a una ballena, le hubiese contestado, “adelante, es lo que todo el mundo desea leer”?
Un niño que filosofa, encima de un pequeño planeta con una rosa. Era como para decirle al amigo este francés, que mejor siguiera volando. Y el señor Saint- Exupéry nos acarició el alma con El Principito, un libro que no tiene nada de infantil.
“Voy a escribir sobre un viejo pescador que no pesca y se pasa varios días en el mar intentando pescar, hasta que lo logra.” ¡Guau! ¡Sí, parece la mejor idea del mundo, amigo Ernest! Y Hemingway nos regaló su maravilloso “El viejo y el mar”.
Lo que pueden parecer las peores ideas a la hora de escribir un libro, se han transformado en clásicos indispensables para definir nuestra calidad de especie cualificada para algo más que comer, follar y joder al planeta.
¿Cómo empiezo yo una historia?
En esto de escribir, cada maestro escribe su propio libro, nunca mejor dicho.
Te gusta escribir y tienes una idea que te parece digna de desarrollar.
¿Qué haces?
¿Te lanzas a escribir como un poseso en brazos de la imaginación, confiando en que la creatividad te llevará a buen puerto? Y cuando no llegas a ningún puerto, ni bueno ni malo, le echas la culpa al bloqueo de escritor, o a una etapa de falta de inspiración.
¿Eso, o planificas? Y si planificas, ¿cuánto planificas?
En principio, y esto ya es repetido, no todas las ideas brillantes que se nos pasan por la cabeza, merecen ser escritas. Algunas, al bajarlas a la realidad, o novela, no resisten ningún desarrollo. Por lo tanto, antes que nada, pon a prueba tu idea. Ni siquiera hace falta que la apuntes, imagina cómo la desarrollarías y con qué personajes.
Ya en esa primera criba, es donde la inspiración quedará rezagada, pues si esperas a por ella, la idea envejecerá y morirá.
Ahí también se cae la fantasía de “escribo lo que me surge cuando me surge”. A menos que pases veinte años escribiendo tu obra maestra. Tolstoi tardó diez en terminar La Guerra y la Paz.
No soy quien para juzgar la maestría de ninguna obra. Yo mismo tengo alguna copia de La Guerra y la Paz con mis partes preferidas subrayadas. Sin embargo, de Tolstoi, uno de mis autores preferidos, me quedo con una pequeña novela bastante intrascendente llamada “Los Cosacos”, pero volvamos a lo que estamos.
¿Cómo filtrar ideas a la hora de escribir un libro?
Segundo paso: Bajada a la realidad
¿Cómo se prueba una idea para saber si contiene posibilidades?
No hay manera de saber si una idea para escribir un libro es buena o mala, hasta que no la sacas del mundo de las ideas.
La idea es un concepto abstracto. Por ejemplo: un sicario llega y mata por error a otra persona. Probar esa idea, no significa llenar los detalles, diciendo que un ex militar con problemas de autoestima, se hace sicario para sobrevivir, y tiene el cabello oscuro. Todo eso es anecdótico.

En mi opinión, bajar la idea a la realidad, es encontrar los motivos que la hacen posible, tanto si se trata de fantasía épica en un mundo creado por ti, como en mi caso, como si es un drama de la vida real. Siempre hay motivos que requieren acciones.
¿Qué motivos han llevado a alguien a contratar un sicario, y cómo afectará a la historia que este haya cometido un error?
Necesitarás ir ampliando ese primer rayo de inspiración, que no tiene que ver con las apariencias ni los datos, exclusivamente. Estos son como el último revestimiento que se le da a una casa ya construida.
Sí, vale, llevo unos cuantos episodios de los mellizos canadienses haciendo reformas, y me han contaminado.
Probar la idea tiene que ver con las motivaciones que la mueven, no las tuyas, sino las de los personajes, y además, que al final, sigas teniendo ganas de desarrollarla. Es entonces, cuando de verdad verás si esa idea te sigue entusiasmando y pareciendo entretenida, para otros y para ti, o si simplemente, es un recuerdo vago de la última película que has visto.
Antes de empezar una novela hay que indagar
Tercer paso: Investigación.

Si sigues adelante, tendrás que plantearte los puntos sobre los cuales necesitas investigar. En este ejemplo, deberás elegir una manera de asesinar, y saber cómo hacerlo; deberás pensar incluso si el sicario es nacional o extranjero, pues tendrás que proporcionarle una vía de escape, o un sitio donde esconderse. Así, hasta el infinito.
En fin, no quiero ponerme farragoso, solo señalar, que hay mucho más sin escribir, que escrito, cuando como lector, abres un libro.
Por cierto, toda la información que uses para documentarte, por favor, y esto es un llamamiento que hago como lector y como escritor, por favor, no la incluyas en la novela.
En mi caso, que escribo fantasía épica, a menudo, algo que puede parecer tan simple como los nombres de los personajes, me lleva a buscar hasta en grimorios y en lenguas muertas, como el caldeo.
Sí. A veces encuentro cosas que me resultan muy interesantes a mí, porque sí, o porque me interesan especialmente los temas de antropología. Y a veces, he pasado tanto tiempo investigando sobre algo, que sufro la tentación de querer incluirlo en la novela. Lo cual sería un despropósito.
Planificar una novela antes de escribir
Paso cuarto: Estructura.
Cuando estás convencido de que tienes entre manos una idea que puede ser desarrollada, ten en cuenta que es posible que solo alcance para un relato, y no para una novela. Alargar con detalles una idea, o comprimir otra, para que encajen en tu intención de escribir una novela o un relato, respectivamente, te llevará a la catástrofe.

Lo mío es la novela, así que, por ahí seguiré.
Y lo que sigue, es lo que llamo el andamio: la trama de la historia de principio a fin, más o menos dividida en hitos fundamentales para su evolución.
No empiezo oficialmente a “escribir” hasta que no tengo todo resuelto, el final inclusive. Para mí, hacerlo de otro modo es una pérdida de tiempo y energía. Por eso, creo más en el trabajo que en la inspiración, aunque esta última pueda hacer más fácil el trabajo.
Desde luego, sobre la marcha, se pueden hacer cambios, pero nunca tan drásticos, como para trastocar toda la historia.
Tener una estructura de principio a fin, me da la libertad de concentrarme en el momento o la escena que quiero vivenciar escribiendo, sin estar preocupado de la trama.
Dentro de mi Saga Occulta, en El Diablo también llora, una vez que Indael y Brigantia se reúnen por primera vez, deciden viajar al País de los Inmortales. Hay un motivo básico por el cual lo hacen, y otro que justifica que ella le acompañe. También hay un motivo para que los persigan.
Antes de sentarme a escribir eso, ya sabía de dónde venía cada uno y por qué y qué pasaría en el País de los Inmortales. Sabía lo que iba a pasar hasta el final.
Lo que no sabía, era cómo escribiría esos hechos.
Para poder centrarme en eso, tengo que tener la estructura de la historia bastante cerrada. En especial, si pretendo relacionar algunos hechos y personajes, con hechos y personajes que aparecen en otro libro.
El paso final: Escribir y disfrutar
Es como la construcción de una casa: por mucho que fantasees con un sistema de tejados de lo más originales, tendrás que saber si son factibles de ser construidos. De ahí en más, empezar por el principio, sabiendo lo que tienes que hacer para que toda la construcción soporte tus tejados, y el encaje estético sea el que buscas.

Sí, escribir no es coser y cantar, como tampoco es fácil coser, ni cantar bien. Pero mola muchísimo en algunos momentos.
Los escritores también trabajamos con pesos y estructuras, no basta la creatividad pura, porque estás contando una historia, y si dejas hilos sueltos, ha de ser, no por descuido, sino porque tienes un motivo para hacerlo.
Cuando escribí mis primeras novelas, que jamás vieron la luz, por suerte, escribía sin ton ni son, según surgían ideas en mi imaginación. Luego reunía las notas y trataba de hilarlas para armar la historia que deseaba; era confuso y frustrante, más agotador de lo que debería. En ocasiones, había diálogos o descripciones realmente buenos, que no servían en sí al desarrollo de la historia, pero me gustaban tanto, que los metía en ella casi a la fuerza, lo cual siempre provoca desastres literarios.
Al menos he aprendido, que escribir requiere un gran ejercicio de humildad frente a ti mismo, y tus producciones. Debes ser capaz de eliminar las ocurrencias, por muy buenas que sean, cuando no ayudan a la historia que has decidido escribir. Y ese acto de renuncia es verdaderamente difícil, pero indispensable, para no ahogarte en la creatividad.
La imaginación puede ser un aliado solo si la domas para que te dé lo que necesitas, cuando lo necesitas.